sábado, 22 de octubre de 2011

Una tortura china

Con razón en China lo practican como tortura, la falta de sueño. Privan a sus prisioneros de dormir durante una semana entera, y eso basta para romper tu fuerza de voluntad y moldear tu personalidad.

Pues bien, a mi no me está torturando nadie más que yo misma, pero llevo durmiendo fatal tres noches seguidas, y empiezo a comprender la tortura del sueño, y eso que yo si que duermo un poco en esas interminables noches. Las dos primeras me dormí rápido, concilié el sueño nada más meterme en la cama y dormí profundamente, como unas dos horas, después de desperté y nada de nada. Anoche eran las dos y pico cuando decidí levantarme a tomarme una infusión relajante (tila, melisa, y no se qué hierbas más). Parece que surtió efecto, eso si, a primera hora de la mañana ojiplática estaba de nuevo.

Y lo peor es que sé cual es el motivo: ansiedad por el trabajo, por la nueva web, por tenerlo todo listo y por enseñar a Silvia y a Carlos antes de irme a mis merecidas vacaciones, y porque el nubarrón del desastre sobrevuela mi cabeza.

Quiero dormir, necesito dormir, tengo que dormir... y aún así le doy mil vueltas a la cabeza con el curro.

Ya veremos como acaba esto... o si esto acaba conmigo.