viernes, 30 de mayo de 2014

Las redes (a)sociales

Si puedes saber dónde ha estado tu amigo por su check-in en foursquare, en qué piensa por su estado de facebook, lo que le interesa por sus retuits y hasta lo que ha comido por sus fotos de Instagram, incluso puedes profundizar por wasap, ¿para qué llamarle? ¿para qué quedar con él e ir a verle? Tenemos la sensación de que no perdemos el contacto, pero lo perdemos, tenemos toda la información que necesitamos al alcance de nuestra mano, en nuestro smartphone, y nos olvidamos de llamar, por no decir de vernos cara a cara. Siempre, todo el mundo, ha tenido vidas complicadas y poco tiempo, pero hacías un esfuerzo por ver a tus amigos porque era la única manera de saber de ellos. Las redes sociales, ¿nos hacen des-socializar? No me malinterpretéis, me encantan las redes sociales, e incluso he llegado a conocer gente en el mundo 2.0 que me moría por "desvirtualizar", te permite establecer contactos de una forma distinta, pero, a los amigos de toda la vida, esos con los que antes compartías tu tiempo, pues ahora les pones un "megusta" o un "cometario" y ¿ya tienes toda la interacción que necesitas? No culpo a nadie, yo soy la primera que lo hace, pero hoy me he puesto a pensar sobre ello, y me ha parecido triste. Quizás las redes sociales nos estén volviendo un poco asociales...

miércoles, 21 de mayo de 2014

I want it all, and I want it now

Y así. como en la canción de Queen discurre nuestra vida. Lo queremos todo y lo queremos ahora.Y a santo de qué viene esto ahora os preguntaréis... la semana pasada vi un reportaje sobre la vigorexia, esa enfermedad que se considera la parte "masculina" de la anorexia (aunque también afecta a mujeres, igual que la anorexia a hombres). Los chicos que se ponían ciegos a anabolizantes básicamente querían un cuerpo de gimnasio rápido y fácil. En dos meses parecer un toro bravo, vamos. Y eso no es el único caso, cada vez se prima más la cultura del mínimo esfuerzo, y claro conseguimos tantas cosas, y tan fácil que no les damos valor. Ahora nos expresamos con 140 caracteres o con una imagen (no me malinterpretéis, soy adicta a twitter e instagram) pero pocas personas escriben ya algo más largo, la comunicación reducida a la mínima expresión. Con internet en el bolsillo, la inmediatez está a la orden del día. Todo rápido, todo ahora, todo fácil...