viernes, 12 de julio de 2013

A vueltas con el cuerpo femenino...

Bueno, ya vale, ya estoy harta... hoy he leido en Facebook un alegato a favor del cuerpo femenino con curvas, y no he terminado de leerlo por ciertos puntos con los que no comulgo.

Para empezar, la mayoría de las veces que alguien escribe para levantarle la moral a las mujeres con curvas cae una crítica contra las delgadas. Pues bien, aviso para navegantes, señores y señoras, hay mujeres delgadas que son como palos de escoba porque NO PUEDEN ENGORDAR, por lo tanto no entiendo que para elevarle la moral a un tipo de mujer se tenga que hundir a otra.

Que lo sepáis todos, si una mujer se siente guapa, da igual que sus caderas sean anchas o que sea un palo de escoba, son guapas.

Ejemplo: Marilyn Monroe y Audrey Hepburn, no podían tener cuerpos más distintos y son dos iconos del siglo XX.

Creo que una de las mujeres más sexys que conozco es mi amiga y excompañera Carmen, y no, no usa una 36 o una 38.

Las mujeres se empeñan en que el prototipo de belleza es el de las pasarelas cuando a los hombres las mujeres que les gustan son Scarlett Johansson o Eva Mendes.

Pero si no tienes curvas, tampoco hay que martirizarse, lo que hay que hacer es aprender a sacar partido al cuerpo de cada una y dejarse de tonterias, ¡que ya me tiene harta el mundo a vueltas con el cuerpo de la mujer!

miércoles, 3 de julio de 2013

Suena el despertador

Suena el despertador, y lo apago rápidamente. Procuro tener el volumen bajo para no despertarle a él. Me giro y le besó allá donde pillo, normalmente la espalda o el brazo, uno, dos o tres besos rápidos.

A veces hago una parada técnica en el sofá…los madrugones son muy duros.

Preparo zumo, para los dos, y dejo su vaso con un poco de azúcar en el frigorífico. En mi cabeza resuena la voz de mi madre “si no te tomas el zumo enseguida se le van las vitaminas”… bueno, siempre será mejor que uno de brick. Además me gusta ese pequeño detalle de dejarle el zumito.

A veces también le dejo alguna nota, en el calendario o en el frigorífico, algo así como “Buenos días, acuérdate que hoy llego a las 22:30. Luego hablamos, un besito”.

Al cerrar la puerta una punzada me golpea. Él se queda durmiendo y yo me voy a trabajar, puede que la punzada sea de envidia… o de ganas de quedarme con él en la cama.